Igual que a los fotógrafos de viajes nos gustan menos los días oscuros o lluviosos, ya que las fotos que más se venden son las típicas con cielos azules, depejados, etc... que vemos en las revistas, a los de naturaleza nos apasionan.
Muchas veces me ocurre cuando estoy trabajando en algún lugar intentando conseguir fotos que luego se vendan en las agencias, a la vez estoy deseando que todo se complique, que aparezca una tormenta, la niebla, la nieve, en fin, el mal tiempo. Porque cuanto peor es el tiempo, muchas veces son mejores los resultados.