Una ruta en coche para disfrutar de algunos de los pueblos más bonitos de Francia.
Périgueux
Partíamos de León y la primera etapa del viaje nos conduciría a la ciudad Aquitana de Périgueux, capital de Dordoña y ciudad medieval en la que cada pequeño rincón tiene algo que contar y donde sus estrechas y empedradas calles atrapan al viajero, instándole a tener la cámara en la mano siempre para no perderse nada, sobre todo cuando al caer la noche la iluminación te invita a redescubrir la ciudad.
Ya tenía en mente una localización para realizar las fotografías en la hora azul y por eso la primera tarde la aprovechamos para entrar en contacto con la ciudad y descubrir nuevos encuadres, y ya al caer el sol fuimos a tomar la foto, una vista desde la orilla del río Isle que inluía el Pont des Barris, la catedral de Saint Front, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y algunas de las casas típicas de la ciudad.
Perigueux tiene mucha historia y eso se nota a cada paso le das. Todo su centro histórico está surcado por callejuelas con las casas de piedra y las posibilidades fotográficas son muchas. La noche siguiente decidí olvidarme del trípode y callejear con la cámara en la mano. Hoy en día las cámaras permiten realizar fotografías nocturnas sin necesidad de utilizar un trípode, gracias a su estabilización y a la ausencia de ruido con ISOs medios (800-1600). El resultado fue el que podéis ver debajo.
Ruta por el Périgord
El Perigord es mucho más que su capital y queríamos descubrirlo. Nos propusimos una pequeña ruta que recorría los pueblos de Brantome, Bourdeuilles y Chateau l'Eveque buscando las pequeñas carreteras donde disfrutar de cerca del verde de sus bosques. Todo el recorrido es especial pero Brantome merece una mención aparte. La llamada venecia del Perigord es otro de esos lugares donde cada encuadre parece una postal.
Un pequeño pueblo asentado en una isla rodeada por el río Dronne. Domina el agua, y eso se nota en cada foto que tomas. Sin duda uno de los pueblos más bonitos de Francia. Junto al río destacan la torre de Brantome, la más antigua de toda Francia y la abadía benedictina de Saint-Pierre, además de sus puentes de piedra y el Moulin de l'Abbaye, un molino-casa histórica reconvertido en un hotel restaurante.

Alsacia
La siguiente etapa de nuestro viaje nos llevaría hasta la famosa región de Alsacia, conocida por sus vinos y por sus pueblos de cuento. Elegimos Colmar, Eguisheim y Riquewhir como objetivo para nuestras fotos, sin olvidarnos de sus viñedos.

Colmar
Colmar es una pequeña ciudad de Alsacia que, sin ser unos de los principales atractivos turísticos de Francia, tiene un tesoro escondido que fotográficamente puede rivalizar con cualquier otro en Europa.
Le Petite Venice es un antiguo barrio de pescadores de la ciudad donde sientes esa sensación de no ser capaz de reflejar en una imagen lo que tienes delante de tus ojos, porque, a pesar de ser pequeño, es de una insultante belleza. Un canal construido entre un conjunto de casas antiguas, de estilo gótico germánico, con entramados y postigos de madera del renacimiento tardío francés que podrían ser el decorado de una película de Disney. Dos puentes serán los púlpitos sobre los que tomar nuestras imágenes.
Eguisheim
Eguisheim fue una grata sorpresa. Cuando organizamos el viaje, no esperábamos encontrarnos un pueblo espectacular, sin demasiado turismo (ese "honor" se lo lleva sin duda Riquewihr), en el que cada esquina es un museo al aire libre dominado por casas de colores que sus vecinos se encargan de adornar aún más con plantas y flores. El pueblo está diseñado con sus calles formando tres círculos concéntricos alrededor del centro principal, la Place du Châtean Saint-Leon, donde se asientan el castillo de Bas d'Egisheim y la Fontana de Saint-Leon. Pero si hay un lugar en Eguisheim que Instagram ha hecho famoso (y se lo gana con creces) es Le Pigeonnier, aunque para disfrutarlo sin gente lo ideal es verlo al amanecer.
Riquewihr
Riquewihr es en mi opinión, un lugar más artificial, con su calle principal (la Rue General de Gaulle), llena de tiendas de souvenirs, restaurantes, pastelerías,... En fin, una calle pensada para sacarle dinero al turista, aunque no por eso menos bella. Al final de la misma nos encontramos el punto más interesante del pueblo, la torre Dolder, puerta de entrada del recinto amurallado.
Como consejo final, si Eguisheim es interesante visitarlo al amanecer para encontrarse relativamente solo, en Riquewihr es una necesidad, ya que durante el día son miles los turistas que lo visitan.

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