El punto dulce es la apertura y focal con las que un objetivo responde mejor, tanto a nivel de enfoque, como de distorsión, aberración cromática, etc...
En objetivos fijos solo depende de la apertura de diafragma (f), y se suele decir que se encuentra dos pasos más cerrado que la apertura máxima del mismo, aunque dependerá de su calidad y luminosidad. Hoy en día los objetivos más luminosos (y por lo tanto más caros) se fabrican para que su mejor rendimiento este lo más cerca posible de su apertura más grande (f más pequeño). Existen webs especializadas donde se puede ver cómo rinden la mayoría de los objetivos a todos los niveles. Yo siempre consulto en www.dxomark.com aunque lo ideal es experimentar también por tu cuenta.
NOTA: Si quieres saber más de los pasos de luz aquí tienes toda la información.
Veamos un ejemplo: Uno de los objetivos que me encantan de Sony (yo tengo una Sony A7 Mark II), y que utilizo muchas veces, tanto por sus pequeñas dimensiones, como por su calidad (a pesar de ser un objetivo relativamente barato), es el 28 mm f:2. Pues bien, este objetivo rinde en su mejor versión a f:2 mientras que a partir de f:11 va perdiendo nitidez.
Si vemos otro ejemplo, un objetivo zoom con el que suelen venir la mayoría de las Sony A (y que es un muy buen objetivo), el 28-70 mm f:3,5-5,6, a 28 mm tiene sus mejores resultados entre f:5,6 y f:11 y pierde algo de nitidez en los extremos (f:3,5 y f:22). Si consideramos toda su longitud focal encontramos su punto dulce en f:8.
También hemos de tener en cuenta que los objetivos fijos, por lo general, siempre tendrán una mayor calidad que los zoom y, dentro de estos últimos, los de rangos pequeños más que los de grandes diferencias focales tipo 18-300 mm o similares (conocidos como todoterrenos). Y aunque siempre hay excepciones, estás suelen venir acompañadas de precios muy altos. Objetivos 24-70 mm f:2.8 o f:4, 24-105 mm f:2.8 o f:4, 70-200 mm f2:8 o f:4, o similares, suelen ser muy caros, aunque sin duda rinden a una calidad excepcional.
